Es por todos conocido que hay distintas regiones en España con una larga tradición en la elaboración y producción de chacinas y embutidos. Pero entre ellas, hay que destacar las que se elaboran en el municipio grancanario de Teror, donde sus chorizos y morcillas son únicos en el mundo.
La elaboración del chorizo de Teror se remonta a finales de los años 30, cuando las medidas de conservación en frío eran bastante limitadas y había que aprovechar los excedentes de las carnicerías. “Creo que ante esta necesidad, echaron mano de la sal y el pimentón, principalmente, y salió este chorizo; pero no recuerdo exactamente cómo llegó la receta a mi familia”, cuenta Gonzalo Nuez Marrero, uno de los tres hermanos (junto a José y Alberto) actuales propietarios de Fábrica Los Nueces, pioneros en la comercialización de este producto.
El patriarca de esta familia, José Manuel Nuez (abuelo de ellos), fundó entonces varias carnicerías en la Villa Mariana donde comenzó a comercializarlo tal y como lo conocemos hoy; aunque ya no se embute en la tripa del animal, sino en pieles sintéticas. Esta forma de hacer chorizo pasó a su hijo (Carmelo Nuez, conocido en el pueblo como Gonzalo) y más tarde a sus nietos, quienes han continuado con la tradición que comenzó en casa de su abuela. “De niño, recuerdo estar siempre en las carnicerías y ver a mi abuelo y a mi padre haciendo chorizo. Más tarde, ayudaba yo también, por lo que siempre he estado entre estos productos”, relata Gonzalo.
Otra de las familias tradicionales en la elaboración de este producto es la de Blas José Sánchez Domínguez (1956), quien fundó a finales de los años 80 Chorizos Terorero en la Avda. del Cabildo Insular 43. Hoy en día, junto a su esposa (Flora Soledad Mendoza Díaz), sus hijos (Ylenia y Roberto Sánchez Mendoza) y varios colaboradores elaboran chorizos y morcillas casi de manera artesanal como cuando comenzaron. “Lo único que hemos cambiado es una maquinaria acorde a los tiempos que corren porque la producción ha aumentado exponencialmente con los años”, explica Roberto Sánchez, gerente de Chorizos Terorero.
La base del chorizo de Teror es: pimentón, sal, vino blanco, especias, ajo, tocino de cerdo y carne magra, para el colorado. Y el blanco lleva prácticamente los mismos ingredientes, excepto el pimentón y que además, se le añade nuez moscada. Sin embargo, cada uno de estos productores han conseguido, sin perder la esencia, darle identidad propia a sus chorizos y que sea posible apreciar entre ellos matices diferentes. “El chorizo de Teror tiene un sabor envolvente y una textura única. Entre los turistas tiene muy buena acogida y su originalidad envuelve el paladar de quien lo prueba. Al ser suave, hace que hasta los niños lo disfruten”, comenta Roberto Sánchez.
Gran Canaria es el principal consumidor de este chorizo, pero se vende también a nivel regional, nacional e internacional, siendo la producción semanal de cada uno de estos productores de unos 3000-3500 kilos. Gonzalo afirma que se siente orgulloso del cariño que tienen los grancanarios por este producto y de la reacción de los turistas cuando lo prueban en los establecimientos de hostelería y en el mercadillo de los domingos del pueblo.
Así, estos embutidos recorren medio mundo de mano de turistas y de los canarios con morriña que viven fuera y se lo llevan. Se han convertido en un emblema de Gran Canaria que no decae a pesar de la corriente healthy actual porque “es un acompañamiento ideal”, explica el gerente de Chorizos Terorero. Además, destaca cómo poco a poco algunos cocineros de la isla lo integran cada vez más como ingrediente en sus platos que “si esto tuviera algo más de promoción, se haría más popular fuera de las Islas”.